Monumento símbolo de la Ciudad de México. Fue edificado aprovechando parte de la estructura que en un principio iba a ser destinada al Palacio Legislativo. El arquitecto mexicano Carlos Obregón Santacilia propuso aprovechar parte de la estructura de la frustrada sede legislativa para erigir un monumento a la entonces recién terminada Revolución Mexicana, sugerencia que fue aceptada, y su construcción abarcó de 1933 a 1938.
Con el paso del tiempo, este monumento también se convirtió en mausoleo, donde ahora descansan los restos de próceres revolucionarios como Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Francisco Villa, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas.
En los sótanos del edificio se estableció a partir de 1986 un pequeño museo, que de manera sencilla y sugerente expone cincuenta años de la historia de México: abarca desde 1867 en que Benito Juárez reafirinó la soberanía nacional, hasta el año de 1917 en que se firmó la nueva Constitución mexicana.